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lunes, 23 de mayo de 2016

UNA PEQUEÑA ESPERANZA ENTRE EL OLVIDO.

“Técnicamente es posible que veamos la foto del último enfermo de pian en 2017”, dice el médico español Oriol Mitjà. En el mundo rico, no conocemos qué es el pian. Pero en las regiones remotas de algunos países tropicales es una peste. El pian es una enfermedad olvidada provocada por una bacteria, emparentada con la sífilis, que sin tratamiento deforma los huesos, deja las piernas como lunas en cuarto menguante y llega a borrar, literalmente, la cara de las personas afectadas, sobre todo niños.



Cuando llegó a la isla de Lihir, Oriol se encontró con úlceras de un tamaño considerable en los habitantes, allí le dijeron que era el pian. El pian es una enfermedad olvidada desde los años 50. En ese momento había muchos afectados y la OMS decidió actuar para erradicar la enfermedad pero se dejó el tratamiento y la bacteria volvió a resurgir. 

Mitjà, junto a su profesor, decidieron investigar la enfermedad y encontraron que el tratamiento era tan simple como una pastilla de antibiótico. 
El reto es llegar a erradicarla en 2020. 
Otro de los retos es encontrar financiación, aunque el tratamiento es muy barato. 
La farmacéutica Pfizer, con 8.000 millones de euros de beneficio, estudia si donar antibiótico para la campaña.

Si todo sale como está planeado, el pian será la segunda enfermedad humana erradicada tras la viruela. O la tercera, después de la poliomielitis, una patología provocada por un virus que ataca el cerebro y la médula espinal y puede causar parálisis.

 









OPINIÓN

Ahora más que nunca nos enfrentamos a un enemigo mucho más problemático que la enfermedad del pian, que como hemos visto en el artículo del País, se puede erradicar con esfuerzo y unos fondos económicos bastante inferiores a los que se necesitan en otras ocasiones. Ese enemigo son las empresas farmacéuticas.

Las empresas farmacéuticas que facturan miles de millones al año y que monopolizan completamente el mercado están jugando continuamente con las vidas de las personas y, los gobiernos que deberían mediar entre éstas y los ciudadanos no mueven un dedo por las personas que viven en el país. Ya hemos visto casos como el de la Hepatitis B que tanto salió en algunas televisiones para que se viese la lucha continua de los enfermos por conseguir medicamento y miles de casos que no nos muestran porque no les interesa que sepamos el daño que hacen estas multinacionales a la humanidad.
Estas empresas ponen un precio a nuestra vida como si fuésemos cualquier objeto, pero está claro que en este mundo capitalista y globalizado lo somos. No valemos más que un trozo de papel que pone 5 euros.

“La farmacéutica Pfizer, con 8.000 millones de euros de beneficio, estudia si donar antibiótico para la campaña”
Ante esta afirmación “estudia si donar antibiótico”, los ciudadanos, la humanidad se debería plantar y hacer un boicot hacia las empresas farmacéuticas por ser tan frías e insensibles.

Como reflexión final me gustaría añadir que no nos tenemos que dejar manipular por estas empresas que pretenden hacernos creer que nos controlan cuando no es así, valemos más que un trozo de papel. Somos más de lo que nos quieren hacer creer.

Verònica Barbeta Talón,  1º Bachillerato B. 



miércoles, 18 de mayo de 2016

Una piel artificial 'antiaging'

Investigadores del MIT y de Olivo Labs han desarrollado un gel de polímeros que actúa como una segunda piel. La piel 'artificial', además de borrar arrugas y manchas, puede incorporar fármacos para tratar varias patologías.

Una especie de tirita capaz de proteger a la piel, no de las heridas, sino del envejecimiento, ya producidos por el paso de los años, como las arrugas, las manchas y las bolsas de los ojos. Destacan como clave de su éxito el desarrollo de un nuevo tipo de polímero biocompatible con el organismo humano.
Hace más de 10 años, este equipo de expertos del Hospital General de Massachusetts se propuso desarrollar una segunda piel, una especie de capa protectora que reuniera todas las propiedades mecánicas (elasticidad y flexibilidad, además de que fuera transparente y cómoda) de la dermis natural y se convirtiera, además, en una solución para devolver al cutis sus atributos iniciales. Los investigadores crearon una biblioteca de más de 100 candidatos a polímeros reparadores de la piel. Son un tipo de resinas de silicona, no tóxicas, que pueden ser implantadas en el organismo humano sin ser rechazadas.
A partir de este material siloxano, Robert Langer y su equipo han diseñado una especie de gel. Basta con extenderlo sobre la dermis y, en segundo lugar, aplicar un catalizador de platino en formato de crema que convierte al gel en una especie de 'film' transparente, que no sólo refuerza físicamente a la piel, también proporciona una capa de barrera transpirable. Langer postula que esta 'segunda piel' podría también preservar a la dermis de los daños de los rayos ultravioleta. Y más allá de la estética, también podría conllevar beneficios desde el punto de vista médico, para condiciones como la dermatitis y escemas.
Antes de probarlo en https://youtu.be/AkpT5BihMiola piel de personas, las pruebas de laboratorio ya indicaron señales que apuntaban altas expectativas. Dicho material podía someterse a un estiramiento de más del 250% y después, recuperar su estado inicial sin efecto alguno.
En definitiva, es una capa invisible, elástica, flexible, hidratada, capaz de adherirse a la piel y biocompatible con el organismo humano que logra reducir los efectos del envejecimiento, tensando la piel y suavizando las arrugas. La biocompatibilidad es un elemento clave para evitar el rechazo por parte del organismo humano.


Raquel Torrecillas 1º Bachillerato C