El 13 de septiembre de 2013, dos espeleólogos aficionados se encontraban en un sistema de cuevas situado en Sudáfrica llamado Rising Star (Estrella en Ascenso), exploraban las cuevas con la esperanza de encontrar nuevos fósiles cuando uno de los dos hombres cayó por una grieta en la superficie de una de las cuevas, grande fue la sorpresa del hombre cuando, sin querer, encontró el que sería probablemente uno de los hallazgos de fósiles humanos más importantes hasta la fecha.
Se han hallado más de 1500 fósiles de 15 individuos diferentes hasta ahora, que se caracterizan por no pertenecer a ninguna de las clasificaciones de especies del género Homo o Australopithecus dadas hasta ahora, es decir, pertenecen a una nueva especie que han decidido nombrar como Homo naledi, debido al sitio donde fue encontrado, ‘’naledi’’ significa estrella. Esta nueva especie destaca porque tanto la morfología del cráneo, la mandíbula o la dentadura se asemejan a las de otras especies Homo pero, por el contrario, el tamaño del cráneo, con una capacidad de 500 cm³, correspondería al de un Australopithecus. Algunos investigadores llaman a esta especie el eslabón perdido del que tanto se hablaba. El Homo naledi pudo tener una adaptación única que le permitía trepar, vivir en los árboles y caminar erguido sobre sus dos extremidades inferiores, como nosotros, recorriendo a pie grandes distancias. Sus manos, además, parecen capaces de llevar a cabo las tareas más precisas y delicadas.
Ha habido un detalle que ha intrigado a los investigadores ya que en la zona donde se han encontrado los fósiles hay una ausencia de huesos de animales que ha dado lugar a creer que estos 15 individuos fueron depositados ahí de manera intencionada, es decir, enterraron a los muertos. Hasta ahora la comunidad científica pensaba que esta práctica solo la realizaban especies de Homo modernos o neandertales.
Cabe decir que otros investigadores opinan que este hecho no tendría por qué coincidir con prácticas de enterramiento intencionadas ya que es una conducta mucho más compleja para una especie de estas características.
Sin embargo, lo que no se puede negar es que en ese pequeño árbol genealógico del que hablábamos al principio se ha sumado a él un ‘’nuevo amigo’’ que nos va a ayudar a recorrer el camino hasta nuestro fin último, el origen de todos nosotros.
Laura Nogués 1º Bachillerato C
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