Los miles de millones de toneladas que lanzamos al mar,
en su mayoría, no se biodegradan, pero sí que se degradan, formando pequeñas
partículas que llegan a los océanos. Aquí,
las larvas de perca (Lönnstedt et al.) afectadas por la contaminación con estas partículas
de microplástico, acaban comiendo sólo
plástico e ignoran su fuente de alimento natural, el zooplancton.
Este hallazgo corresponde a científicos de la Universidad de Uppsala, que encontraron que las larvas de peces expuestas a partículas de microplástico ven alterado su desarrollo y experimentan un crecimiento atrofiado, hechos que producen un gran aumento de las tasas de mortalidad.
"Los peces criados en diferentes concentraciones de partículas tienen tasas de eclosión reducidas y muestran comportamientos anormales. Los niveles de microplásticos encontrados en esta zona son similares a hábitats costeros de Suecia y en otros lugares del mundo" comenta Oona Lönnstedt, la bióloga que escribió principalmente el artículo.
"Estas larvas expuestas a niveles altos de poliestireno muestran
crecimiento atrofiado debido a su preferencia en la alimentación" aseguran
los científicos que las encontraron.
"Es la primera vez que se ha encontrado a un animal que prefiera
alimentarse de partículas de plástico a su alimentación habitual, y esto debe
ser motivo para preocuparse" dice el profesor Peter Eklöv, co-autor del
estudio.
Sergi Albiach Caro - 1º de Bachillerato C
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